¿QUÉ ES LA COEDUCACIÓN?
La
coeducación es la didáctica de la igualdad entre varones y mujeres. Es decir,
el arte de enseñar a convivir en el respeto mutuo, compartiendo derechos y deberes
de un modo más justo. La coeducación es el sistema pedagógico integral que impulsa
el desarrollo completo de niños y niñas en condiciones de libertad, equidad y correspondencia.
Contemplamos la realidad de dos sexos diferentes: no enfrentados ni necesariamente
complementarios. Ello exige el constante ejercicio de la razón crítica, creativa
y emocional.
Coeducar es desvelar, denunciar y combatir la discriminación
social por razón de sexo en y desde la escuela. En modo ejemplar. Nuestra
legislación encomienda al sistema educativo que promueva el cambio de valores
hacia la igualdad. La coeducación suele confundirse con la escuela mixta
(mismas expectativas, métodos y contenidos para ellos
y ellas);
pero no es lo mismo. Coeducar es más que mantener a los niños y las niñas en el
aula sin prestar atención a las diferencias. Es intención y proceso para:
· Promover un desarrollo personal
y social equilibrado.
· Luchar contra la discriminación
sexual.
· Impulsar los valores propios de
la democracia incluyente y real.
Optamos por la mirada positiva. Sin caer en el victimismo. La
mirada que indaga más allá de los clichés, reconoce los avances de los últimos
años y se entretiene en las experiencias de éxito. Queremos que los chicos y
chicas sepan que hoy existe la posibilidad de un proyecto vital integrador de
espacios emocionales, físicos y sociales; y que su realización depende, sobre
todo, de ellas mismas.
Para
educar así, no podemos apoyarnos en los valores dominantes y hegemónicos que justifican
la ganancia y el éxito a costa de la explotación y la exclusión, que emplean lógicas
duales y antagónicas, que no facilitan la integración ni la convivencia. Y para
que pase de mera declaración de intenciones y llegue a buena práctica,
proponemos:
INFORMACIÓN DE INTERÉS:
Educagenero
Revista coeducativa Mutxamel
HISTORIA
Históricamente,
el sistema educativo español ha contado con tres modelos de agrupamiento
escolar que derivan de distintas concepciones de la relación de género, del
papel de la mujer en la sociedad y del propio concepto de igualdad, y por
tanto, conciben de manera diferente la forma adecuada de educar a las mujeres.
Estos modelos son: escuela segregada, escuela mixta y escuela coeducativa.
ESCUELA
SEGREGADA
Nuestro
modelo educativo, desde su origen, fue partícipe de las ideas que sobre Emilio
(naturaleza racional) y sobre Sophie (naturaleza instintiva e irracional),
sobre las distintas funciones de los hombres y de las mujeres, y sobre la
jerarquización de las mismas, defendía Rousseau.
Modelo
de educación de roles separados, educación diferenciada, física y
curricularmente, por sexos. Ya que hombres y mujeres tenían asignadas distintas
funciones sociales, las mujeres estaban predestinadas al ámbito privado (la
maternidad, el cuidado de la familia y del hogar), mientras los hombres eran
los encargados de mantener económicamente a la familia (cabeza de familia). Hombres
y mujeres debían prepararse para ese futuro de distinta manera, por tanto,
debían recibir una educación distinta, y para ello se diseñaron dos modelos
educativos totalmente diferenciados, uno para niñas y uno para niños. Este
modelo defiende la desigualdad formal y real.
Aunque
en 1814 el informe Quintana introduce la idea en España de la necesidad de una
educación universal, uniforme, pública y gratuita, se sigue excluyendo a las
mujeres de sus disposiciones.
Además,
la educación secundaria y la universitaria estaban prohibidas a las mujeres. Y
hasta 1821 el ordenamiento legal no determina la necesidad aprender a leer,
escribir y contar para las niñas. Solamente las niñas pertenecientes a la clase
alta y la aristocracia, accedían (en sus hogares) a una educación algo más
amplia, y como preparación para poder mantener conversaciones en público, y así
poder “acceder a encontrar marido”
Por
tanto, el eje de la formación escolar de las mujeres en el siglo XIX, y parte
del XX, fue la cultura doméstica, la oración y la costura. La Ley de
Instrucción Pública de 1857 explicita la obligatoriedad de mantener separados a
niños y niñas en las escuelas unitarias.
A lo
largo del siglo XIX se avanza lentamente en la escolarización de las niñas, en
la formación de las maestras (que permita mejorar la instrucción de las niñas)
y en el derecho de las mujeres a realizar estudios superiores (hasta 1910 no se
autoriza).
ESCUELA
MIXTA
El
segundo modelo, dominante en la escuela actual, es el modelo de escuela mixta.
Basado en el principio de igualdad (formal) de todas las personas, defiende la
educación conjunta e igualitaria en el ámbito curricular y en el pedagógico.
Este modelo parte de la existencia de una igualdad plena, y por tanto, niega
las diferencias.
Desde
1876 hasta 1938, la Institución Libre de Enseñanza lleva a cabo la experiencia
de la coeducación en sus centros, basándose en la convivencia natural de los
sexos en la familia y en la sociedad. A finales del siglo XIX se empezó a
escuchar algunas voces que reclamaban una realidad educativa mejor para las
mujeres, como Doña Emilia Pardo Bazán, que en el Congreso Pedagógico de 1892
propuso la Coeducación apoyándose en la experiencia de la Institución Libre de
Enseñanza. Su propuesta fue rechazada.
También
la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia, entre 1901 y 1906, que practica la
coeducación, extiende su influencia a 34 centros. Además, el movimiento de la
Escuela Nueva, sirve de impulso a nuevas experiencias coeducativos en Cataluña.
Estas
experiencias son el antecedente de la organización del sistema escolar en la
Segunda República, que impone el modelo educativo de la escuela mixta. A pesar
del corto período de implantación y de la minoría de centros que llegó a tener
un carácter mixto, este período fue de gran importancia por el acceso de las
mujeres al derecho a la educación y al aumento de la escolarización femenina.
Estas
breves, aunque importantes experiencias, se vieron truncadas en el período
franquista. Su visión jerárquica, patriarcal y tradicional de la familia
frustró los avances iniciados, y se retornó a los rígidos contenidos educativos
basados en la división de los sexos. Abolió la llamada coeducación (escuela
mixta) por “…ser contraria a los principios religiosos del glorioso
Movimiento Nacional…” (Orden Ministerial de 5 de mayo de 1939) y se
refuerza la división sexual del currículo a través de asignaturas diferenciadas
en función del sexo.
ESCUELA
COEDUCATIVA
Este
modelo parte de la relevancia de las diferencias sociales y sexuales entre los
grupos (niños y niñas) por razón de género, incorpora la diversidad de
género como diversidad cultural, reconoce las prácticas y los valores
tradicionalmente asociadas a las mujeres. Considera la escuela como espacio no
neutro, inscrito en una realidad social que trasmite los valores hegemónicos de
la cultura, y por tanto contribuye a perpetuar, incluso a aumentar las
diferencias entre hombres y mujeres. La escuela coeducativa pretende la
eliminación de los estereotipos y prejuicios de género, y la superación de las
desigualdades sociales y la jerarquía entre los sexos.
En
los años 70, la necesidad de readaptación al desarrollo productivo y a la
transformación social, hace fundamental la renovación del sistema educativo.
Así, la Ley General de Educación de 1970, anula la prohibición de la escuela
mixta, generaliza en la Enseñanza General Básica el mismo currículum para niños
y niñas, y hasta los 13 años (recorrido del marco normativo referido al avance
en coeducación en documento anexo, lecturas recomendadas, Juan Lillo: “Igualdad
de oportunidades en la educación: marco legal y normativo”)
Con
la generalización de la escuela mixta y con la implantación en el sistema
educativo de la igualdad de oportunidades (Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre
LOGSE), se consiguieron grandes avances en la educación de las mujeres.
Desaparecen las distinciones “explícitas” entre los aprendizajes considerados
válidos para los niños y para las niñas.
Los
análisis e investigaciones feministas sobre la práctica educativa y desde
distintos campos de conocimiento, en los años 80, comenzaron a denunciar las
discriminaciones que se estaban produciendo en el sistema educativo. Ponían
de manifiesto que la escuela mixta ejercía una socialización diferencial que
servía a la legitimación, reproducción y perpetuación de las desigualdades de
origen.
La
escuela mixta supone la prevalencia de los valores masculinos como referencia y
el ajuste de las niñas a los mismos, ya que supone la inclusión de las niñas en
la escuela previamente creada para los niños. Aunque no cabe duda que la
escuela mixta supone una situación más ventajosa para las mujeres que la
escuela segregada.
La
pretendida igualdad se queda en una mera ilusión, ya que la igualdad formal no
conlleva por sí misma ni la igualdad de trato ni la igualdad de resultados. De
ahí que las mujeres no hayan alcanzado hoy en el logro de la igualdad social,
tanto por la segregación ocupacional (tipo de estudios que eligen) como por el
rendimiento económico y reconocimiento social que obtienen de ellos.
La igualdad
se transforma de formal a real, pero se asienta en la diversidad personal.
Supone la superación de las pautas no explícitas que apoyan la pervivencia de
la desigualdad.
A
continuación se muestra un cuadro con las características principales de los
tres modelos de escuela abordados:
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Legitimación
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Conocimiento
empírico
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Escuela
segregada
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Escuela
mixta
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Escuela
coeducativa
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MATERIALES DE INTERÉS:
CURRICULUM
En el año 1857 la Ley General de Instrucción Pública reconoció el derecho de las niñas españolas a la educación. Pero, hasta el año 1985 no se impuso la educación mixta como fórmula común para los centros sostenidos con fondos públicos. Durante más de un siglo; la educación de las mujeres siguió segregada y diferente: su principal objetivo era capacitar esposas, madres y cuidadoras eficientes. La Ley General de educación de 1970 tenía como uno de sus objetivos la plena escolarización de las mujeres. Las chicas dejan atrás su currículum específico y se incorporan masivamente, y con éxito, a la escuela de los chicos. Pero, el proceso genera algunos efectos sexistas perversos.
CURRICULUM OCULTO
Es el conjunto de aprendizajes vividos a través de la organización específica del centro educativo y de lo que en él se practica. Es decir, aquello que se aprende sin que el profesorado sea totalmente consciente de sus efectos y sin que el alumnado perciba su transmisión. Forman parte del currículo oculto: expectativas, valores, relaciones entre pares, estructuras, rutinas, disciplinas y la comunicación con las familias. Los prejuicios y estereotipos de género se transmiten a través del currículo oculto. Es necesario evidenciarlo para que sea posible actuar sobre él. Para ello, contamos con los métodos de investigación social e innovación educativa. Como regla general, basta responder: ¿quién hace qué?
Con frecuencia, echamos en falta la educación en valores, de las emociones y sentimientos. La escuela es más que una grave institución destinada a la transmisión del saber académico y formal. También es un agente socializador de primera magnitud. Y la ley le encomienda educar para la ciudadanía, el desarrollo de la personalidad humana y una vida plena. Cumple con todo, pero en ocasiones de modo implícito e informal. Para evitar la improvisación, estos asuntos deben incluirse tanto en el PEC como en la programación anual: con prioridad, tiempo y recursos propios.
INFORMACIÓN DE INTERÉS:
EL USO DEL LENGUAJE
Es discriminación lingüística usar la lengua de modo que ignore, oculte, menosprecie, deforme, reduzca, o insulte a un grupo determinado por el sexo, etnia, fe religiosa o color de la piel.
Cuando nos preguntamos cuáles son las dificultades para usar la lengua de modo que no discrimine a las mujeres, encontramos una respuesta clara y contundente: La ausencia de un genérico andrógino, que se sustituye con el uso del
masculino, es el mayor obstáculo. Sin embargo, la ausencia de un genérico real no explica por si sóla el uso discriminatorio de la lengua. Según Meseguer, el origen del sexismo lingüístico reside siempre en el hablante, en el oyente, o en ambos, pero no en la lengua como sistema.
No nos atrevemos a asegurar tanto, pero sabemos que la carga semántica del género en su estado actual no explica todos los fenómenos de discriminación lingüística, y que los prejuicios y estereotipos en mentes de hablantes y oyentes tienen una enorme influencia. La discriminación social produce muchas de las discriminaciones lingüísticas.
El género gramatical de las personas es más errático de lo que a primera vista parece. Según García Meseger, si a cada sustantivo singular, o palabra sustantivada, le hacemos dos preguntas: ¿A qué género gramatical perteneces?, ¿Cuál es el sexo de tu referente? Nos encontramos con los siguientes grupos:
Nombres colectivos que permanecen inalterados con independencia de si hacen referencia, o no, a mujeres y varones. En este grupo podemos nombrar en masculino o en femenino sin que por ello cambie la composición de sus miembros: El ejercito, La Jerarquía Eclesiástica, el gobierno, la gente, la comisión, el comité, el gentío, la muchedumbre, la tripulación. Es el género gramatical quien nos da información sobre el sexo de los protagonistas. Si alguien interpreta que nombran sólo a varones, o sólo a mujeres, puede que tenga la información adicional necesaria, o que aplique un pensamiento estereotipado. Si es así, es en su mente, y no en la lengua, donde la discriminación se produce. Mensajes como: “La comisión del gobierno de Arabia Saudita decidió subir el petróleo” o “La Santa sede hace un llamamiento por la paz”, cuyos sujetos expresados en femenino se refieren sólo a varones, reflejan una
discriminación de hecho, y no una discriminación lingüística.
Nombres andróginos de ambos géneros, palabras femeninas que pueden aludir a varones, y masculinas que pueden aludir a mujeres: persona, personaje, víctima, pareja, cónyuge... Estos nombres nos permiten construir mensajes en los que el masculino gramatical hace referencia a mujeres y viceversa. “Es un personaje de mucha fuerza”, “Es una persona amable y cariñosa”, “La víctima se sentía culpable”. Pueden referirse a varones o a mujeres. Nos pueden servir para substituir nombres muy cargados de “masculinidad” por otros más “genéricos” (Persona en lugar de hombre, por ejemplo), pero sirven igualmente a quienes quieren emitir mensajes en los que las mujeres, o los varones quedan invisibles. Por ejemplo, Luis Rojas Marcos en “Violencia: Tolerancia Cero” dice: “Ciertas parejas, además de atentar contra la integridad física, emocional, económica y la reputación de su ex-cónyuge, planean con todo cuidado la destrucción de los vínculos con los hijos.” Es decir, describe una realidad profundamente sexista con un lenguaje no sexista, ¿y qué esconde este lenguaje no dicriminatorio? En la inmensa mayoría de los casos “ciertas parejas” son varones. “Los ex-conyugues” de la frase, casi siempre mujeres.
Nombres que admiten ambos géneros y devienen masculinos o femeninos al tomar artículo o adjetivos: periodista, artista, líder. Con ellos podemos construir mensajes sin marcas de género: “Se necesita periodista inteligente”, “Son artistas de circo”, “La conferencia reunió a líderes de todo el mundo”. ¿Debemos, o no, añadir una marca de género femenino a este grupo de palabras, para estar seguros de que no ocultan a las mujeres? La respuesta no es única y el uso cotidiano y popular que se hace de la lengua es lo que al final manda. Así juez, se usa a menudo con un morfema de género femenino, jueza. Y la Real Academia ha admitido la voz concejala. Sin embargo, nunca decimos el periodisto, o el artisto, y no por ello quedan ocultos los varones. El cambio social será el factor determinante que permita erradicar las prácticas discriminatorias en el uso de la lengua.
Nombres de doble forma asimétrica, cuando la relación entre ambas formas es asimétrica: Las palabras Presidente/presidenta, fontanero/fontanera, medico/médica muestran la presencia de mujeres cuando sólo a ellas aludimos, pero desaparecen gramaticalmente cuando hablamos de ellos y ellas juntos. Es necesario ser consciente de la asimetría en estos nombres y de lo fácil que resulta invisibilizar a las mujeres tras el masculino.
Nombres que se aplican sólo a uno de los dos sexos: Los que hacen referencia explicita al sexo: eunuco, menopaúsica, parturienta; los que son producto del machismo puro y duro: Pingo, marimacho, mariquita, y los que reflejan un realidad social discriminatoria: párroco, odalisca, azafata.
Estos últimos se encuentran inmersos en una transformación profunda en la medida en que la sociedad evoluciona. Cuando los varones se incorporan a tareas hasta ahora realizadas por mujeres, suelen cambiar el nombre. Por ejemplo, los varones azafatas no se llaman azafatos, se llaman auxiliares de vuelo. Cuando las mujeres reducen los espacios de exclusión, entramos en terreno de innovación y duda: ¿La General, La capitán, La policía, La piloto?... ¿o la generala, la capitana, la mujer policia, la pilota? Una vez más, el factor determinante para que cambie el uso de la lengua es, y será, el cambio social.
CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES
La categoría gramatical género es una construcción mental que refleja en la lengua ciertas diferencias que existen en la realidad, pero ese reflejo no es directo. La realidad y el género gramatical no mantienen una relación biunívoca.
¿Cómo superar los obstáculos que encontramos cuando queremos que las mujeres sean visibles en los actos humanos que sólo se nombran en masculino? ¿Cómo superar los obstáculos que impiden que veamos que aún hay espacios exclusivamente masculinos? No es fácil y no hay una solución única, pero en la lengua hay recursos e instrumentos para poder hacerlo. Aunque existen otras alternativas, como usar el símbolo @ para el genérico o común, o la marca de género o/a, optamos por promover alternativas que ya están en la lengua y no rompen las reglas.
Para erradicar prácticas sexistas en el uso de la lengua son al menos dos las
posibilidades que se nos abren:
· Cambiar la realidad para cambiar los referentes
· Cambiar el uso que hacemos de la lengua, y con ello contribuir a cambiar la
realidad y los referentes.
Información de interés:
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